jueves, 19 de junio de 2008

NUNCA ENCONTRE UNA CACA EN LA PUERTA DEL AYUNTAMIENTO

¿Por qué los bebés llevan pañales y los perros pueden defecar a su gusto en calles y jardines?

¿Por qué nunca he visto una caca de perro en la explanada del ayuntamiento? ¿Por qué nuestras calles se parecen cada vez más a las de hace unos siglos, cuando la higiene brillaba por su ausencia? ¿Por qué personas que se suponen educadas y muy educadas NO recogen las cacas de sus queridos perros?

A menudo, cuando camino por las calles de Badajoz siento ganas de convocar a las madres de niños con pañales para que ellas también dejen los restos de sus vástagos por las calles contribuyendo así, como ciudadanos a un Badajoz aún más sucio.

Imaginen lo que estas cacas -por usar un término eufemístico- suponen para los invidentes, discapacitados, los mayores que pueden resbalar, usuarios de carritos, sillitas o cochecitos. En fin, como les decía, una vuelta al pasado en términos de higiene disfrazada de modernidad por lo decorativo que a algunos les parezca poner un perrito en sus vidas.

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